PARTICIPACIÓN
ANTICIPADA PARA UNA CREACIÓN ALTERADA
“El actor red no es
reductible ni a un actor ni a un simple actor ni a una red. Un actor red, es
simultáneamente, un actor cuya actividad consiste en entrelazar elementos
heterogéneos y una red que es capaz de redefinir y transformar aquello de lo
que está hecha.” Michael Callon.
La definición
anterior nos sirve como punto de partida desde el planteamiento de las bases
del concurso, pasando por su etapa de construcción y, llegando al momento de la
apropiación.
La base de la teoría del actor-red definida por Bruno Latour y
Michael Callon, y el posicionamiento del elemento tecnológico en la explicación
del mundo, tratándolo del mismo modo en el que tratamos lo social, es uno de
los motores de creación de la mediateca de Sendai. Ya que no podemos entender
la creación de la mediateca sin la implicación de los actantes que la
desarrollan, el proceso de diseño supone mucho más que el desarrollo
constructivo de un objeto material.
La implicación de
toda la sociedad en el desarrollo de una intervención urbana, cambiaría los
preceptos que tiene el filósofo Koji Taki sobre la implicación del arquitecto
en el diseño de la obra, ya que la distancia entre los espacios conformados
para las experiencias diarias y el espacio construido quedaría difuminado por
la recopilación de las necesidades reales de la ciudadanía. La cantidad de
ecosistemas sociales conformados por cada uno de los agentes que conforman la
ciudad es tan infinita como el límite de la era tecnológica, es decir, tal y
como estipula Toyo Ito en su libro de arquitectura de límites difusos:
“Cuanto más se
extiende la red electrónica por el mundo, más importancia pierde el concepto de
lo local. Representados simbólicamente por una dirección de correo electrónico,
los seres humanos viven apartados de lo local en una red homogénea y, cada vez
más, dependen de la comunicación no localizada.”
El concepto de
pensamiento local para intervenir globalmente se ha visto potenciado con la
introducción de las nuevas tecnología en la forma de planteamiento y
pensamiento global, y esto será posible siempre y cuando la sociedad entienda
el carácter público que debe tener cualquier intervención, independientemente
de su escala. Ya que la supervivencia de cualquier intervención no debe ir
ligada a la expresión individualista y aislada del arquitecto, ya que la
búsqueda arquitectónica debe ser encontrada por la recopilación de información
de cada uno de los agentes que de forma global o local expresen sus opiniones y
necesidades.
La sensación de
existencia de un objeto inexistente se hacía notar a través de la “Carta de la
Mediateca” la cual se elaboró por el Comité de Estudios de las Empresas de la
Mediateca en el año 95, seis años antes de la finalización de la obra,
distribuyendo a toda la población la información recopilada en las mesas
redondas y por correo electrónico. La posición de ventaja que el mundo
científico tiene sobre un lenguaje, sobre el resto del mundo que lo desconoce,
es ampliada por la parte desconocedora, es decir, amar no es idealizar a la
persona que amas sino que la aceptas tal y como es, de igual modo un arquitecto
debe aceptar la sociedad que se le presenta, y no intentar ocultar las
necesidades reales de la misma, sino hacerlas suyas en el momento de
intervenir.
La distribución de
la carta de la mediateca, con la distribución periódica de panfletos y
catálogos, conformó el programa de necesidades que debía albergar, por lo que
no es de extrañar el planteamiento con el que se presentó el proyecto un
“prototipo”, definir de este modo un edificio le otorga de una libertad sin
límites en el modo programático, pero lo puede llegar a constreñir sin dejarle
otra ordenación posible que la planta libre. Con similar libertad de
organización que la planteada en el manifiesto que Yona Friedman escribió en
Paris, en el cual comparaba la idea del desarrollo de un museo con su idea de
no desarrollar un plan general, sino más bien desarrollar cosas que pueden
provocar la auto-organización.
“El museo no debe
estar reservado a un ámbito exclusivo – arte, ciencias, tecnología -, sino
sobre todo debe tener un perfil conductor hacia la vida cotidiana” Yona
Friedman.
Y de igual modo
postuló, con un planteamiento posicionado post construido Cedric Price su Fun
Palace donde las necesidades e implicaciones sociales serían el autogobierno de
la obra.
Sin la “… manera de
existir el hombre y la arquitectura en una sociedad informatizada y en otra por
informatizar…” (Toyo Ito) no se hubiera podido plantear la transición del
“cuerpo del movimiento electrónico moderno” al “cuerpo del movimiento
mecanicista moderno” al no disponer este último de la esencia inmaterial y al
mismo tiempo global que le otorga la era electrónica y de la cual carece la era
mecánica. Respondiendo todo ello al planteamiento inicial de necesidades
básicas con las que se planteo la intervención, es decir, la necesidad de
obtener servicios que no concluyan en el interior del objeto, sino crear
servicios que compartan la red, y a todo este desarrollo anclar retrospección
futura y constante de la ciudadanía, es decir, del exterior al interior.
“La confusión de
los actuales paisajes urbanos sin vínculo con lo local, la infinita alineación
de edificios sin un contexto, todo ellos es resultado del fenómeno consumista
de la arquitectura” (Toyo Ito)
El fenómeno
consumista de la arquitectura en relación con la intervención de los ciudadanos
en la creación de la ciudad, podríamos acotarlo dentro de un grado de
intensidad. Valor delimitado por el número de agentes que han podido intervenir
o que han sido tenidos en cuenta de modo objetivo y sin el objetivo de crear un
consumo encapsulado, tal y como se pudo crear la arquitectura de Coney Island
en los años 20.
La tenencia de los
conceptos planteados nos marca nuevas barreras a la hora de definir nuestros
edificios, es decir, ¿podría haberse convertido la mediateca en una
arquitectura iconoclasta que no bebiera de las necesidades sociales y de la
relación con el entorno? ¿Cómo sería el fondo de perspectiva de la siguiente
instantánea de la ciudad si el edificio hubiese sido diseñado por Frank Gehry o
Santiago Calatrava? Seguro que el potencial escultórico estaría presente, pero
la probabilidad de que la programática fuera insustancial, analizando lo
actual, cobraría un papel importante en el futuro de la intervención.
Por lo que el
futuro proyectado del movimiento moderno presente en esta intervención ha sido
alterado por nuevos modelos económicos más sostenibles con las necesidades
poblacionales y relacionado con el mundo transición de la era mecánica a la era
tecnológica.
26 de agosto de
2012
Carles Faus Borràs
Bibliografía:
“Arquitectura
ciudadanizante, o eco-disputas como hábitat natural del edificio
contemporáneo”. Andrés Jaque.
Arquitectura de
Límites Difusos. Toyo Ito
Más allá del
movimiento moderno, más allá de Sendai. Juan Antonio Cortés.
Rem Koolhaas
conversaciones con Hans Ulrich Obrist.
Escritos de Toyo
Ito. Colección de Arquitectura. Colegio Oficial de Aparejadores y Arquitectos
Técnicos Murcia.
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