¿Cuánto pesa tu edificio?, preguntaba Buckminster Fuller. Ahora de nuevo el comisario de la Bienal Terence Riley hace la misma pregunta a los seis equipos internacionales invitados al proyecto “Ultra Lightweight Village”.
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A parte de la respuesta obvia podríamos concluir que cualquier estructura que no esté sometida a la fuerza de la gravedad tiene un peso igual a cero. ¿Podemos hacer desaparecer la fuerza de la gravedad? No, pero podemos tratar de compensarla.
En un mundo donde enviamos información a través del aire y donde recargamos nuestros teléfonos de manera inalámbrica, ¿por qué no soñar en un futuro no muy lejano en el cual nuestros edificio se sustenten gracias a otras fuerzas, dejando la gravedad en un segundo plano?.
El Pabellón ultraligero centrífugo se basa en ese concepto. Tres círculos de tela resistente al agua de 7.8, 6.4 y 5.4 metros de diámetro giran alrededor de su eje a tan solo 1,5 vueltas por segundo. En el más grande conseguimos un voladizo de casi cuatro con solo 2 mm de canto. Es interesante comprobar cuanto se parece el movimiento de la estructura al de un animal acuático. Esto ocurre debido a que gracias a la acción de la fuerza centrifuga conseguimos compensar los efectos de la gravedad en la tela y son solo fuerzas aerodinámicas las que configuran la forma de la estructura (al igual que serian hidrodinámicas en el caso de una medusa). Las suaves ondas que se generan en la superficie de la cubierta producen una suave brisa bajo ella que alivia las elevadas temperaturas en los días soleados.
El espacio público:
El pabellón crea en la inmensa plaza donde se ubica un espacio específico para los niños. Estos pueden experimentar la fuerza centrífuga haciendo rotar los juegos y a la vez activan el despliegue de las cubiertas y la intensidad de la iluminación en función de su esfuerzo.
El pabellón crea en la inmensa plaza donde se ubica un espacio específico para los niños. Estos pueden experimentar la fuerza centrífuga haciendo rotar los juegos y a la vez activan el despliegue de las cubiertas y la intensidad de la iluminación en función de su esfuerzo.
¿Y qué pasa después?:
Los juegos de niños se instalaran en plazas de la ciudad, los componentes eléctricos se recuperaran para usos industriales y la tela de la cubierta se reconvertirá en bolsas.
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